Lencería y ropa interior son dos conceptos que suelen usarse como sinónimos, pero que en realidad no lo son. Hacen referencia a prendas diferentes que en los siguientes párrafos detallaremos a fin de poder nombrar con propiedad qué prendas usamos y en qué ocasiones.
En primer lugar, la lencería son prendas que se utilizan para cubrir las zonas íntimas, con una delicadeza feminidad y sensualidad particular. Diseñadas con textiles más suaves, estas confecciones juegan con las transparencias, los tules, encajes y sedas. Están pensadas para circunstancias particulares, según sea la intención de quien las lleva.
Generando intriga y sensualidad, la lencería permite además aventurarse con las formas y hormas de dichas piezas. Con el objetivo de resaltar la sensualidad femenina, estas prendas no siempre resultan cómodas de llevar por mucho tiempo.
Por otro lado, está la ropa interior que es toda aquella que se utiliza por debajo de las prendas que utilizamos día a día, teniendo una función principal higiénica. Hechas con textiles más resistentes como el algodón, sus formas y hormas son más genéricas que persiguen la comodidad de quienes la portan. También puede distinguirse según sea la actividad a realizar, por ejemplo, la ropa interior deportiva está diseñada para que sostenga y contenga las zonas íntimas de diferente manera que la que se utiliza para momentos diarios comunes. A su vez, existen diferentes tipos de ropa interior según sea su forma y tamaño.
En muchas circunstancias se confunden los términos y se nombra a todo de igual manera, pero conocer qué comprende tanto la lencería como la ropa interior resulta clave. Si bien la ropa interior puede ser lencería, la lencería no es ropa interior. Las diferencias están en la confección, diseño y utilidad.
