Los perfumes han sido una parte importante de la historia humana desde tiempos remotos. Se dice que el origen de los perfumes se remonta a la antigua civilización egipcia. Los egipcios usaban una mezcla de aceites aromáticos para embalsamar a los muertos, y también para perfumar los templos y la propia piel. Sin embargo, hay algunas evidencias de que los perfumes también se usaban en otros lugares del mundo antiguo, como las civilizaciones griega y romana.
En la antigüedad, los perfumes eran considerados como un lujo para la élite. Estaban hechos de una mezcla de aceites esenciales exóticos, como el incienso y el ámbar, que eran muy caros. Pero eso cambió con el descubrimiento de la destilación en el siglo XIII por parte de los árabes. Esta técnica permitió a los perfumistas crear perfumes más ricos y complejos a partir de materias primas más asequibles. A partir de entonces, los perfumes comenzaron a popularizarse en toda Europa. Y los más destacados fueron los perfumes franceses. Francia ha sido el país líder en la fabricación de perfumes durante casi cuatro siglos.
Los perfumistas franceses comenzaron a crear perfumes con notas más complejas, que combinaban varias esencias y aceites aromáticos.
Los perfumes modernos fueron inventados en Hungría en el siglo XIX, cuando los científicos húngaros desarrollaron el proceso para extraer aceites esenciales de flores. Desde entonces, Hungría ha sido un importante centro para la industria de los perfumes, y muchas de las principales marcas internacionales de fragancia tienen sus raíces en Hungría.
Francia ha seguido siendo el mayor fabricante de perfumes del mundo. Los perfumistas franceses se han destacado por su creatividad y por su maestría en la creación de perfumes únicos. Los perfumes franceses tienen una gran cantidad de seguidores en todo el mundo, que los prefieren por su calidad y por su aroma único.